GUÍA DEL “CATÁLOGO PARDO” DEL ARCHIVO  

GENERAL DE CENTRO AMÉRICA  [1]

 

Enrique Gordillo

 

 

 

            El Archivo General de Centro América (AGCA), ubicado en la ciudad de Guatemala, es el archivo histórico más importante del área centroamericana. Conocido anteriormente como Archivo General del Gobierno, el AGCA es depositario de valiosos fondos documentales relativos a la moderna República de Guatemala.  La enorme importancia del AGCA radica en que, además de su valor como archivo nacional, custodia los fondos documentales del antiguo “Reino de Guatemala” que incluía a las actuales repúblicas centroamericanas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, así como al actual Estado mexicano de Chiapas.  Además de los “Fondos Coloniales,” el AGCA custodia documentación centroamericana tanto del período de la anexión al Imperio Mexicano (1821-1823), como del período de la antigua “Federación de las Repúblicas Unidas del Centro de América” (1823-1840).  Estos y otros fondos documentales pueden ser consultados gracias al monumental trabajo del historiador guatemalteco José Joaquín Pardo Gallardo, quien dedicó la mitad de su vida a la clasificación y organización de los mismos, legando a las generaciones futuras el catálogo que luego de muchos años siendo la única forma de acceder a esa documentación.[2]

 

 

            El “Catálogo Pardo” se encuentra ubicado en el segundo nivel del edificio del Archivo General de Centro América en la ciudad de Guatemala y está formado por más de un millón de tarjetas o fichas descriptivas de documentación contenidas en 21 muebles fichero.  Estos muebles fichero están numerados del 1 al 21 y cada uno de ellos contiene 56 gavetas o cajas identificadas con una combinación de números que identifican, en primer lugar al mueble y, en segundo lugar, a la gaveta (por ejemplo, 5-6 corresponde a la gaveta número 6 del mueble número 5).  Cada una de las gavetas tiene, además de la combinación de números que la identifica, una etiqueta con una descripción somera de su contenido.  Estas etiquetas indican , por lo general, el primero y el último tema contenidos en cada una de las gavetas (por ejemplo, “7-47 Legislación, Indígenas - Infidentes” indica que en la gaveta número 47, del mueble número 7, se encuentran referencias al tema principal, que es “Legislación” con los subtemas que van en orden alfabético desde “Indígenas” hasta “Infidentes”).  En la práctica estas etiquetas no son muy útiles, ya que no todos los temas se ubican dentro de una gran tema generador.  Es necesario revisar el contenido de cada gaveta ya que no necesariamente se encuentran temas afines uno tras otro. Éste catálogo temático está contenido en los primeros 12 muebles fichero.  Los muebles fichero 13, 14, 15, 16, 17 y 18 corresponden a un catálogo onomástico de personas que es de utilidad incuestionable.[3]  El mueble 19 corresponde a “Impresos” y los muebles 20 y 21 corresponden a documentación específica de las antiguas provincias centroamericanas.  El “Catálogo Pardo” (o “ El Fichero,” como es comúnmente conocido) tiene un orden alfabético de temas y subtemas.  Las tarjetas o fichas descriptoras se encuentran ordenadas cronológicamente dentro de cada uno de los subtemas.

 

 

            La singularidad de la clasificación del AGCA concebida por Joaquín Pardo ha merecido los más variados comentarios, tanto negativos como positivos.  Pardo utilizó dos formas paralelas de clasificación de los documentos lo cuál a causado algunos inconvenientes a los que asisten al archivo por primera vez.[4]  El objetivo de esta guía es precisamente facilitar la consulta y comprensión de ese valioso catálogo. 

 

 

            Joaquín Pardo asumió la dirección del Archivo General del Gobierno en 1935,  y a partir de ese momento empezó a recibir fondos documentales de distintas instituciones estatales, municipales y privadas.  La mayor parte de esos fondos documentales conservaba su orden original (ver páginas 17 y 18 de éste catálogo).  El enorme reto de enfrentarse a tan formidable masa documental condujo a Pardo a elaborar un esquema general de organización.  Pardo dividió la documentación en dos grandes secciones bajo las literales A (Sección Colonial) y B (Sección Independiente). Estos dos grandes bloques se fueron subdividiendo agregándose a la vez una serie de numerales identificando las subsecciones derivadas de los dos grandes bloques originales (por ejemplo, A1.2.3 corresponde a la Sección Colonial, Superior Gobierno, Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala, Elecciones del Ayuntamiento).  Pardo describió uno por uno los documentos asignándoles una signatura correspondiente al cuadro de clasificación, consignándola de igual forma en cada una de las fichas.  El sistema, sin embargo, fue aplicado al orden físico de los documentos dentro de los depósitos y no a la organización del fichero.  Paralelamente, Pardo fue creando un sistema de clasificación temático, con un orden alfabético-cronológico.  De esta forma, en lugar de encontrarnos en el primer mueble fichero con los documentos correspondientes a la primera subdivisión del cuadro de clasificación (A1.1 Sección Colonial,  Superior Gobierno, Asuntos Generales) nos encontramos con el tema ABASTOS simplemente porque empieza con la letra A.  El fichero sigue un orden alfabético de temas que llega hasta la letra Z que se encuentra en el mueble 12.  En los casos en que el tema creado por Pardo coincide con una de las subdivisiones del cuadro de clasificación puede encontrarse toda una serie, con una misma signatura, bajo un mismo tema, sin embargo éste caso es poco frecuente.  Físicamente, es decir dentro de los depósitos, se reproduce el cuadro de clasificación hasta cierto punto,  sin embargo cualquier documento puede ser fácilmente localizado conociendo la signatura más general (A1, A2, A3, A4, B) y el número de legajo y expediente.[5] Lo que el usuario utiliza es el catálogo temático-cronológico.  La signatura que aparece en las fichas puede tener alguna utilidad para conocer un tema paralelo en el  cuadro de clasificación, sin embargo no es el mecanismo práctico para acceder a la documentación.[6]

 

 

            Tenemos así que el AGCA está organizado con el criterio de un historiador guatemalteco de mediados del siglo XX y obviamente no sigue la regla básica de la archivística basada en el principio de procedencia.  En lugar de ordenar las fichas descriptoras respetando las unidades generadoras y las series documentales, Pardo las dividió en los temas y subtemas que él, con criterio de historiador, consideró importantes.  Los temas y subtemas definidos por Pardo coinciden en algunos casos con unidades generadoras y con series documentales, sin embargo el origen y el tipo documental no fueron los principios de organización.  Esta forma de organización hace difícil el acceso a documentación referente a temas que no eran considerados por la historiografía guatemalteca de los años 30s - 60s y obviamente hará problemático el estudio de temas que serán interesantes a los historiadores del futuro.  Sin embargo, muchos de los temas y subtemas considerados por Pardo continúan siendo temas clásicos de la historiografía latinoamericanista y guatemalteca.  Éste aspecto, unido al detalle con que Pardo describió los documentos, ha provocado que muchas personas elogien del sistema de clasificación del AGCA y que lo consideren como uno de los más útiles para la investigación histórica.[7]

 

 

 

            De cualquier forma, con sus virtudes y sus defectos, la monumental obra de Joaquín Pardo es y será por mucho tiempo el único instrumento para acceder a los fondos documentales del AGCA.  El catálogo se ha utilizado tradicionalmente de memoria, tanto por investigadores como por el personal del Archivo. Por esta razón lo mejor que el recién llegado podía hacer era comunicarse con alguno de los asiduos asistentes al archivo para conseguir la orientación adecuada.  Aún así, el control de todos los temas y subtemas considerados por Pardo en el catálogo sería un reto a la memoria más privilegiada. Esperamos que la presente guía alivie algunas de las preocupaciones de los usuarios del AGCA y contribuya al desarrollo de la investigación histórica.

 

 

            La presente Guía al Catálogo Pardo no es más que la lista de los temas y subtemas creados por Joaquín Pardo para acceder a los fondos documentales del AGCA contenidos en el fichero.  Se ha respetado el orden original del catálogo, transcribiendo el contenido de cada una de las fichas matrices, agregando únicamente las fechas límite de las tarjetas contenidas en cada uno de los grupos.  Se indica entre corchetes el número de fichas en los casos en que estos son menos de diez. Una vez localizado el tema, deberá localizar el número de la gaveta en la que el grupo está contenido y revisar finalmente las fichas en el catálogo.

 

 

        No se incluyen los ficheros onomásticos que se encuentran en los muebles del 22-24 al 22-32 porque las fichas matrices registran apellidos pero dentro de cada apartado hay una cantidad de nombres que no necesariamente tienen relación entre sí.  En el futuro habrá que elaborar un índice de todos los nombres de personas que aparecen en ésta parte del Catálogo Pardo.

 

 

 


  [1]El presente trabajo es un complemento de otras obras sobre el Archivo General de Centro América.  Se ha obviado por lo tanto, la inclusión de información general sobre la institución, así como de los servicios y funcionamiento general de las distintas secciones del mismo.  Para una orientación general ver  Jorge Luján Muñóz, Guía del Archivo General de Centro América (Guatemala: Ministerio de Educación, 1982).  Para una descripción más detallada ver Pedro López Gómez, El Archivo General de Centro América (Ciudad de Guatemala): Informe (Madrid: ANABAD, 1991).

 

  [2] Varios de los fondos documentales del AGCA llegan incluso hasta los años 1970s, sin embargo, aproximadamente nueve décimas partes de esos fondos continúan sin ser clasificados.  A pesar de eso, la mayor parte de la documentación puede ser consultada utilizando las hojas de remesa que cada institución elaboró al enviar sus fondos al AGCA.  Estas hojas de remesa funcionan, en la mayoría de los casos, como verdaderos instrumentos de descripción documental ya que el personal del AGCA, con la colaboración de estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala han reproducido en los depósitos el orden original que los fondos tenían durante su período de gestión administrativa. Para una descripción de estos instrumentos ver Pedro López Gómez, El Archivo General de Centro América (Ciudad de Guatemala): Informe (Madrid: ANABAD, 1991).

 

  [3] Como acertadamente comenta Jorge Luján Muñóz, el fichero onomástico es un buen lugar para empezar la investigación sí se conoce el nombre de alguna persona o funcionario, sin embargo debe tenerse  presente que únicamente fueron fichados los nombres de personajes notables o que aparecían como protagonistas en la documentación.  Las personas mencionadas secundariamente no fueron incluidas en éste fichero, lo cuál obliga al investigador a buscar en el resto del catálogo (Luján Muñóz, Guía del Archivo . . . op. cit. p. 28).

 

  [4] Como Luján Muñóz comenta es necesario familiarizarse con el Fichero y preguntar tanto a trabajadores como a investigadores con experiencia (Ibid., p. 28).

 

  [5] Dentro de los depósitos existen once grandes series totalmente separadas.  Cuatro corresponden al antiguo Reino de Guatemala (A1, A2, A3 y A4), seis corresponden a cada una de las antiguas provincias (Chiapas [A1], El Salvador [A2], Nicaragua [A3], Honduras [A4], Costa Rica [A5] y Yucatán [A6]) y una más (la serie B) que corresponde al período independiente de Guatemala.  Es decir que existen once legajos con el número uno.  Si se desea consultar la documentación de alguna de las provincias debe indicarse claramente, porque de no hacerse así los miembros del personal del AGCA entenderán que se trata de alguna de las series correspondientes a la Gobernación de Guatemala.

 

  [6] Solamente haciendo una copia completa del fichero podría utilizarse el Cuadro de Clasificación creado por Pardo.  En el futuro esto podrá hacerse cuando el fichero se convierta a una base de datos electrónica.

 

  [7] La mayor parte de las descripciones en el catálogo Pardo son muy detalladas.  En muchos casos es sorprendente encontrar casi todo un documento paleografiado en la tarjeta, o muy buenas síntesis de su contenido, esto ha provocado, además de la depredación del catálogo, la crítica a los investigadores que se contentan con la consulta de las fichas y no de los documentos.  Como acertadamente comenta Jorge Luján, también hay algunos errores o falta de datos en las fichas por lo que siempre debe consultarse el original.  Ver Jorge Luján Muñóz, Guía del Archivo General de Centro América (Guatemala: Ministerio de Educación, 1982), p. 29.